El comercio internacional agroalimentario contribuye al desarrollo sostenible y a la seguridad alimentaria, pues permite compensar déficits y superávits entre países; aumentar la cantidad, variedad y calidad de alimentos disponibles; actuar como estabilizador de precios y contribuir al consumo de alimentos sanos y seguros por medio del uso de estándares sanitarios; así como a generar ingresos y empleos que contribuyen al desarrollo económico y social de la región. Los desafíos actuales se derivan en parte del impacto de las crisis globales, los cambios en la geopolítica de los alimentos y la  mayor presión por la situación climática. Las preocupaciones ambientales amenazan la competitividad agrícola de la región debido al aumento en los costos de producción y comercialización; al surgimiento de normas, reglamentos y acciones ambientales con potencial para restringir el comercio de la región, así como a la posible redefinición y el aumento de los subsidios a la producción. Por ello se proponen las siguientes acciones colectivas.